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Preguntas más frecuentes

En España están comercializadas dos vacunas desde el año 2003: Varivax® y Varilrix®. Varivax® se podía adquirir en las farmacias hasta el verano de 2013, cuando la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) la clasificó para su uso hospitalario exclusivamente.
 
A finales de enero de 2016, la AEMPS ha cambiado la calificación de las dos vacunas de la varicela disponibles, de modo que pueden volver a ser dispensadas en las oficinas de farmacia.

El calendario de vacunaciones infantiles de Castilla-La Mancha para 2016 contempla la inclusión de la vacuna frente a varicela en el segundo año de vida.
 
Por tanto, los niños y niñas nacidos a partir del 1 de enero de 2015 recibirán una dosis de vacuna frente a varicela al cumplir 15 meses de edad (desde el mes de abril de 2016). La segunda dosis será administrada a esta cohorte al cumplir 4 años de edad.

  • Si no han pasado la enfermedad ni han sido vacunados anteriormente recibirán dos dosis separadas por un intervalo de tiempo no inferior a 4 semanas cuando cumplan 12 años de edad.

 

  • Si no han pasado la enfermedad y han recibido una única dosis anteriormente recibirán una sola dosis cuando cumplan 12 años de edad para completar la pauta.

El virus respiratorio sincitial, también conocido por sus siglas VRS, es un virus estacional, más frecuente en los meses fríos, que se contagia fácilmente de unas personas infectadas en ese momento a otras.

 

Puede causar enfermedad respiratoria a cualquier edad, pero sobre todo causa más problemas en los lactantes, sobre todo en las primeras semanas de vida.

Cualquier persona puede contagiarse del virus respiratorio sincitial, aunque los niños y niñas mayores y los adultos se defienden mejor contra este virus.  Los lactantes son especialmente vulnerables, ya que aún no han desarrollado sus defensas contra el virus de manera eficaz.

El virus respiratorio sincitial se propaga con mayor frecuencia durante los meses fríos, de noviembre a marzo.

El virus respiratorio sincitial se transmite fácilmente desde una persona infectada a través de las gotitas emitidas al hablar o al toser.

 

El virus también puede sobrevivir en superficies durante muchas horas, y contagiar a las personas si tocan estas superficies contaminadas.

Los síntomas más frecuentes son parecidos a los del resfriado común: congestión nasal, tos, fiebre, pérdida del apetito, falta de energía.

 

Estos síntomas se pueden agravar (fiebre alta, tiraje o dificultad para respirar), cualquier lactante está en riesgo de sufrir una enfermedad grave por virus respiratorio sincitial, como bronquiolitis o neumonía.

La mayoría de los lactantes con infección por el virus respiratorio sincitial tendrá síntomas leves, sin afectación de los bronquios ni los pulmones.

 

Sin embargo, en ocasiones este virus también puede provocar problemas de las vías respiratorias inferiores (como bronquiolitis, bronquitis y neumonía), que pueden ser graves.

La bronquiolitis es la inflamación de las ramas más finas de los bronquios, que produce obstrucción y dificultad para respirar en los lactantes. Al respirar, tanto en la inspiración como en la espiración, el aire fluye por las vías respiratorias: la tráquea se divide en dos bronquios, izquierdo y derecho, que a su vez siguen dividiéndose en tubos cada vez más estrechos, hasta llegar a los más finos, los bronquiolos, y finalmente al destino final, los alveolos.

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