Hábitos alimentarios
Recuerda que el consejo no sustituye el tratamiento profesional
- Es fundamental ajustar las pautas al momento en el que te encuentras de tu proceso de cambio.
- Si siguieras estas recomendaciones con facilidad ¡no tendrías un trastorno alimentario!
- Se suelen recomendar 4-5 comidas al día, en horarios estables pero flexibles, no obstante ten en cuenta que lo más importante es no esperar a tener mucho apetito; tampoco debes saltarte comidas para compensar posibles excesos. Intenta responder, en la medida de lo posible, a tus sensaciones de hambre y saciedad, discriminándolas de la ansiedad.
- Realiza una dieta variada en tipos de alimentos y formas de cocinado, sin restringir ningún alimento de forma rígida. Suprimir de forma absoluta un determinado tipo de alimentos tiene elevado riesgo en las personas con trastorno alimentario. Si tienes muchos “alimentos prohibidos” intenta introducirlos de forma progresiva, empezando por los que te resulten más fáciles. Haz lo mismo con las formas de cocinar y aderezar.
- Normaliza la forma de comer: dedica un tiempo suficiente a cada comida, comiendo despacio, saboreando la comida, troceándola pero no en pedazos diminutos... Recuerda que comer despacio te ayuda a percibir mejor las señales que te envía tu cuerpo, con las que necesitas volver a contactar.
- Es mejor comer acompañada por personas de confianza que puedan tener en cuenta que la compañía es sólo compañía, no vigilancia. A veces ayuda tener compañía también después de las comidas, en las dos horas posteriores a las comidas principales. Sin embargo, si te sientes con más angustia en comidas sociales, puedes retomar tu relación con la comida en soledad: ya tendrás tiempo para nuevos retos.
- Come habitualmente en lugares destinados a ese fin (cocina o comedor, excluyendo sofá, dormitorio...), sin sobreexposición a alimentos, es decir, es recomendable que los que no vayan a ser ingeridos no estén en la mesa.