Alimentación y estilo de vida

La alimentación  es un proceso vital para el ser humano. A través de ella, obtenemos los nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales, fibra) y  la energía que necesitamos para vivir.
 
Puesto que no hay alimentos completos que nos aporten todo lo que necesitamos para mantener un estado óptimo de salud, debemos intentar que nuestra alimentación sea variada para obtener lo necesario de los distintos grupos de alimentos.
 
La cantidad de comida que tomemos a lo largo del día debe ser suficiente a las necesidades de cada persona, que dependerán de la etapa de la vida en que se encuentre (crecimiento, embarazo, lactancia...) y de su actividad física diaria.

Es recomendable hacer varias tomas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.

 

Una buena alimentación debe incluir:

  •  Frutas, verduras y hortalizas.
  • Aceite de oliva virgen extra,frutos secos y semillas.
  • Cereales integrales y tubérculos.
  • Legumbres, carne, pescado y huevos.
  • Lácteos preferiblemente fermentados.
  • Agua como principal fuente de bebida.

 
Como referencia, podemos tomar la  pirámide de alimentación Australiana.

 

Comida en familia
Unos hábitos saludables son aquellas acciones relacionadas con la alimentación, que se repiten a diario o con mucha frecuencia. Estos los aprendemos desde el nacimiento, en el seno de la familia.

Cuando comemos a diario en familia, participamos en el proceso de la educación alimentaria de nuestros hijos.  Es importante intentar coincidir en las comidas. Si desde pequeños los hijos observan que en su casa hay menús variados y se fomenta que prueben alimentos de diferentes sabores, texturas, colores y preparaciones culinarias es probable que disfruten más de la comida y que, cuando crezcan, sean capaces de cuidar su propia alimentación.

Es necesario paciencia y constancia para que los hijos vayan adquiriendo buenos hábitos.

Asimismo, es recomendable que las comidas familiares cumplan estas características:
 

  • Todos los miembros de la familia coman compartiendo la misma mesa y comida. Las cantidades se ajustarán a las necesidades de cada uno y la textura también si fuese necesario ( abuelos, bebés...).

 

  • La comida debe ser un momento agradable, de convivencia en torno a la mesa, donde se favorezca la conversación y la escucha. No es el momento indicado para discusiones o reproches.

Hay que intentar que las conversaciones sean agradables y evitar temas que se centren en la comida, la  imagen, las dietas, el peso, el culto al cuerpo…. Muchos veces los adultos tratamos estos temas delante de los menores, sin pensar en las repercusiones.
 

  • Es recomendable que durante la comida no haya distracciones externas, como la televisión, la radio, los móviles... para favorecer el encuentro familiar.

 

  • Esta debe ser organizada y dentro de unos horarios flexibles.

 

  • Debe durar entre 30-45 minutos para favorecer la masticación y una buena digestión.

 
La alimentación engloba también unas costumbres propias de cada zona geográfica y, además, propias de cada familia. De esta forma podemos decir que alimentarse no es sólo un proceso físico, sino que también comprende factores emocionales y sociales.

 Aunque, en ocasiones, nuestras  elecciones alimentarias sean menos recomendables, no hay que tenerles miedo y considerarlas como “prohibidas”, simplemente como algo ocasional que no nos aparta de nuestros hábitos saludables. El disfrutar de una comida, del momento de encuentro con seres queridos o conocidos y saborear los alimentos, es tan importante como el aspecto puramente nutricional de los alimentos y permite que una persona tenga una relación sana con la comida.
 
 
 Se recomienda, además:
   

  • Realizar actividades de ocio sanas, dinámicas, evitando el sedentarismo excesivo. Es ideal el ejercicio físico de forma lúdica facilitando, si es posible, actividades grupales cooperativas.