Síntomas
Los síntomas que puede detectar la propia persona que padece un trastorno alimentario incluyen:
- Preocupación constante por la alimentación, la silueta y/o el peso.
- Insatisfacción con el propio cuerpo, llegando en ocasiones a una franca distorsión.
- Excesiva importancia o sobrevaloración de la imagen en la autoestima.
- Sentimiento de angustia y/o culpa en relación a la comida, el ejercicio físico u otras conductas de control de peso.
- Sensación de una irrefrenable necesidad de comer sin hambre.
Conductas insanas
La preocupación patológica por la imagen corporal y la alimentación pueden llevar a diferentes conductas insanas como:
- Conductas que limitan las cantidades, los tipos de alimentos o incluso el número de comidas, llamadas “conductas restrictivas”:
- Ayunar.
- Saltarse comidas.
- Reducción drástica de cantidades.
- Dejar de comer determinado tipo de alimentos sin recomendación sanitaria que lo justifique: por ejemplo, los ricos en hidratos de carbono o proteínas.
- Limitación de formas de cocinar: por ejemplo, tomar todo hervido o a la plancha.
- Conductas por exceso, “manías” o rutinas excesivamente rígidas, llamadas “conductas compulsivas”:
- Ingesta de alimentos en cantidades excesivas con sensación de descontrol (atracones).
- Comprobación excesiva del peso o la silueta corporal mediante el uso de báscula, espejo, fotografías, mediciones, comparaciones…
- Comprobación obsesiva de la composición de alimentos en nutrientes, ingredientes, calorías…
- Rituales al comer: trocear la comida, limitar o controlar la ingesta de agua…
- Rituales de ejercicio físico, con sentimiento de culpa si no se realiza.
- Conductas de purga, realizadas erróneamente para evitar un aumento de peso, llamadas “conductas purgativas”:
- Vómitos autoprovocados.
- Uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos.
- Otras conductas insanas.- Consumo de productos “saciantes”, anorexígenos, masticación sin deglución de alimentos (chicles constantes, masticar y escupir en servilleta…).