Guía de acceso rápido ante sospecha de anorexia nerviosa

1-. Determinar la necesidad de ganancia ponderal

  • Calcular el Índice de Masa Corporal del paciente y fijar el peso mínimo sano.

 

  • Pesar al paciente en cada consulta. La ganancia de peso debe ser mantenida.

 

  • Registro diario de todo lo que ingiere (sólido o líquido) y de las conductas compensatorias (laxantes, vómitos).

 

  • Dar pautas nutricionales, favoreciendo los hábitos que existen en la familia.

 

  • El valor calórico total inicial suele ser de unas 1200-1500 kcal/día con aumentos progresivos hasta alcanzar el 100 por cient de los requerimientos. En ocasiones puede ser más aceptado iniciar con dieta equivalente a 25 kcal por kg de peso actual. La recuperación ponderal esperada es de 0,5-1 kg a la semana. Cantidades superiores pueden indicar desbalance hidroelectrolítico. Una ganancia ponderal inferior en las primeras semanas se considera un factor de mal pronóstico por lo que la oferta de comida debe situarse en el rango superior de la tolerancia, una vez que ya no exista riesgo de síndrome de realimentación (cuando se han superado los niveles nadir de fosfato). La medida del gasto energético basal mediante calorimetría siempre arroja resultados muy superiores a los esperados, debido a las dificultades para alcanzar el estado basal (ansiedad, hiperactividad, disturbio endocrino) y obliga a realizar un ajuste dietético con frecuencia.

 

2-. Favorecer una relación terapéutica basada en la colaboración

  • Esforzarse en entender sus preocupaciones, intereses, problemas, relaciones, fracasos y expectativas.

 

  • Educar acerca de las complicaciones físicas y psicológicas de la enfermedad.

 

  • Lograr una aproximación a los intereses, objetivos y valores del paciente y la relación de éstos con su curación.

 

3-. Manejo familiar

 

  • Implicar a la familia en las indicaciones terapéuticas prescritas en la consulta.