Aproximación al problema

Los trastornos alimentarios son un grupo de trastornos caracterizados por alteraciones del pensamiento y la conducta en relación con la comida y el peso.
 

Estas alteraciones afectan fundamentalmente a la población joven y más del 90 por ciento de los casos se observan en mujeres. Sin embargo, es importante no olvidar que las personas con trastornos alimentarios pueden ser hombres o mujeres de cualquier edad y tener cualquier peso: aunque suele asociarse con infrapeso (anorexia nerviosa), normopeso  (bulimia nerviosa) y trastorno por atracón (habitualmente en sobrepeso u obesidad). Todos ellos tienen el mismo riesgo de morbimortalidad por lo que pueden ser igualmente graves.
 
Los sistemas de clasificación internacionales los dividen de forma general en:

 

1-. Anorexia nerviosa.
2-. Bulimia nerviosa
3-. Otros trastornos de la conducta alimentaria que no reúnen todos los criterios de inclusión en los anteriores grupos.

 
Estos trastornos se pueden considerar como una línea que va desde la preocupación normal por el peso y el aspecto físico al desarrollo total del trastorno, con grave peligro para la vida y alteraciones en todas las áreas del individuo (relaciones interpersonales, pensamiento, ánimo, funciones fisiológicas, actividad académica o profesional, etc.).

 
Es importante transmitir al paciente y su familia que, aunque a veces se observe un acontecimiento que desencadene el inicio del problema (seguimiento de una dieta, el fallecimiento de un familiar o amigo, una ruptura sentimental, un comentario desafortunado...), el origen de los trastornos alimentarios es muy complejo y nunca responde a una única causa. En su aparición influyen tanto aspectos biológicos, las mismas consecuencias de hacer una dieta pueden desencadenar síntomas; como psicológicos, una baja autoestima; y sociales, la sobrevaloración de la imagen y promoción del consumismo desmesurado.

 

Los síntomas alimentarios son sólo la punta de un iceberg de mayor profundidad y envergadura, por lo que el tratamiento debe atender más allá de la dimensión puramente somática.