En la adolescencia
Durante el periodo adolescente es precisamente donde se da un mayor desarrollo de los trastornos alimentarios, en gran parte por tratarse de una edad crítica en la formación de la identidad. En esta etapa es, por tanto, cuando se trabajarían más intensamente los factores predisponentes del trastorno de conducta de la alimentación.
Las áreas de intervención recomendadas son:
- Nutrición y estilo de vida saludables.
- Autoestima.
- Habilidades de afrontamiento y asertividad.
- Imagen corporal: reflexión crítica sobre los cánones estéticos vigentes.
Por lo general, tienen más eficacia los programas de prevención interactivos (versus expositivos) y desarrollados en más de una sesión. Es prioritario centrarse en los cursos a partir de 3º ESO. La información sobre los trastornos alimentarios, en caso de darse, no debe ser el centro del programa.
Los Departamentos de Orientación y Equipos de Apoyo y Orientación forman parte fundamental de las actividades relacionadas con la prevención dirigidas al profesorado, alumnado y familias. Pueden constituir un apoyo para los profesores y un enlace con profesionales sanitarios especializados en este tema.
De manera específica, con los alumnos se podrían plantear las siguientes actividades:
- Aportar información sobre crecimiento durante la adolescencia: desarrollo corporal, aumento de grasa, cambios hormonales…, prestando especial atención a la insatisfacción corporal en esta etapa.
- Promover la reflexión crítica sobre la cultura de la delgadez, los modelos de belleza en diferentes épocas, la influencia de los medios de comunicación y la aceptación de las diversidad de medidas corporales.
- Promover la valoración del cuerpo más allá de la dimensión meramente estética: funciones corporales, funciones afectivas, funciones sexuales.
- Informar sobre los hábitos saludables de alimentación y ejercicio físico, así como los peligros que conlleva las alteraciones de la misma.
- Fomentar actividades que desarrollan la autoestima y autoaceptación, no desde la búsqueda de logros sino desde la combinación exclusiva de peculiaridades que hacen a cada persona única (por ejemplo, trabajos cooperativos en diferentes áreas aptitudinales).
- Educar en valores sociales y personales: adentrarse en la búsqueda de valores propios, valoración crítica de la influencia del medio, análisis crítico de la imagen de la mujer en los medios de comunicación.
- Desarrollar la confianza personal frente a la presión del grupo.
- Subrayar el desarrollo de las relaciones personales.
- Educar a padres e hijos/as en el desarrollo de la independencia y autonomía enseñando los derechos o responsabilidades que esto conlleva.
- Asertividad.
- Aprender a afrontar críticas y bromas de otros.
- Desarrollar la habilidad de resolución de conflictos frente a la familia, grupo de iguales,…
- Facilitar la expresión de emociones de forma adecuada.
En esta etapa, al igual que en la niñez, se considera fundamental trabajar no sólo con el alumno sino también con los docentes y con la familia (con patrones de comunicación familiar eficaz).
Los profesores de Educación Física y Ciencias Naturales/Biología, tanto en Educación Primaria como en Secundaria, tienen un papel muy importante en la detección de conductas de riesgo y en trabajar aspectos esenciales para la prevención de estos trastornos:
1. Concienciar de la importancia de nutrición adecuada, autocuidado y hábitos de actividad física saludables.
2. Hablar de los riesgos del bajo peso y dietas sin control.
3. Facilitar la aceptación de la diversidad corporal. Evitar las comparaciones en función del peso en sus clases (y por supuesto nunca pesar en público a los alumnos).
4. Evitar actitudes discriminatorias hacia niños con sobrepeso y/o ciertas limitaciones físicas
5. Detectar signos de trastornos de conducta en la alimentación en los alumnos para intervenir lo antes posible
Todos los docentes deberían prestar especial atención a:
- Hábitos insanos en alimentación.
- Rasgos de personalidad predisponentes: baja autoestima, baja asertividad, perfeccionismo, impulsividad…
- Estresores: familiares (disfunción, pérdidas, dificultades socio-económicas), escolares (fracasos académicos, exigencias curriculares), sociales (acoso, cambios en grupos de iguales).
Los profesionales de los comedores en centros escolares deberían recibir información sobre hábitos nutricionales sanos, estrategias ante las dificultades en esta área y trastornos alimentarios.
Las cafeterías de los institutos deberían proporcionar alimentos saludables: bocadillos variados, presentar frutas de forma atractiva y económica, eliminar bebidas energéticas, refrescos azucarados, etc.