Detección precoz en el ámbito educativo (prevención secundaria)

La prevención secundaria consiste en la identificación temprana de la enfermedad y la instauración de un tratamiento efectivo para evitar la progresión de la misma y sus posibles complicaciones.

Dentro del tratamiento del trastorno alimentario es fundamental un diagnóstico precoz, pues cuanto menos están cronificados los hábitos alimentarios existe mayor probabilidad de éxito en el tratamiento. Sin embargo, una de las características comunes de esta enfermedad es que se trata de pacientes que habitualmente no piden ayuda y es frecuente que lleguen a las consultas en un estado avanzado de la enfermedad, donde ciertas conductas se han convertido en un verdadero hábito y donde existen ya consecuencias o daños considerables.
 
El contexto escolar constituye un lugar donde es posible detectar ciertas conductas que pueden indicar la aparición de una conducta anormal y realizar intervenciones de tipo preventivo. Es, por ello que el personal de la comunidad educativa debe estar informado para detectar este tipo de conductas y establecer las mediadas pertinentes según el caso.
 
Síntomas
No existen síntomas de inicio muy específicos, lo que hace difícil la tarea del diagnóstico precoz del trastorno de la conducta alimentaria. Aunque la negación suele ser un síntoma frecuente, el hecho de realizar dieta sin razón médica aparente junto con la insatisfacción corporal, son los dos síntomas más frecuentes de inicio. Sin embargo, en la mayoría de las personas estas conductas no conducirán a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria en el futuro.
 

 

Para el profesorado, el rasgo más significativo son los cambios drásticos de peso (pérdida o ganancia), sin embargo existen otros datos que pueden ser importantes:

 

  • Cambio de hábitos alimentarios.
  • Aumento de horas de estudio.
  • Hiperactividad.
  • Retraimiento social.
  • Preocupación excesiva por ejercicio físico.
  • Cansancio y/o fatiga.
  • Cambios de carácter, irritabilidad.
  • Falta de juego (según perfil previo y edad)…

 
Una vez detectado el trastorno
Una vez detectada la posibilidad de que un alumno\a sufra algún tipo de trastorno alimentario o se pueda encontrar en una fase inicial es pertinente interesarse por él o ella con objeto de recabar la mayor información posible, teniendo en cuenta que el abordaje del tema puede ser complicado, puesto que a la persona que padece un trastorno de conducta alimentaria puede resultarle difícil hablar de ello, llegando incluso a negar su existencia.
 
El\la alumno\a debe sentir que intentamos comprenderlo sin criticarlo, que queremos ponernos en su lugar para ayudarlo, que nos preocupa, sin necesidad de grandes alarmismos. Es necesaria una actitud abierta y clara donde será importante ponerse en contacto con la familia, pudiendo ser útil una entrevista conjunta. Es importante en cualquier caso enfatizar con la familia la necesidad emocional del menor, y no tanto centrarse en la búsqueda y confirmación de síntomas específicos que realmente no son más que la punta del iceberg.
 
En todo caso es imprescindible informar el Departamento de Orientación del centro que se encargará de evaluar la situación y en caso pertinente informar a la familia y alumno\a, recomendando siempre la derivación a los servicios sanitarios públicos (médico de Atención Primaria).