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Trastornos alimentarios (preguntas más frecuentes)

En la mayoría de los casos, no. La recuperación es posible en la mayor parte de los casos.

En casos minoritarios la persona debe mantener apoyo y cuidados permanentemente, con el objetivo de que la enfermedad interfiera lo menos posible en su día a día y que pueda tener una vida lo más plena posible.

No. La percepción de la persona con trastorno alimentario sólo se distorsiona cuando se trata de su propia imagen, sensaciones corporales y alimentos. No sufre alucinaciones ni delirios aunque puede mostrarse más irritable como consecuencia del malestar físico y psicológico asociado al trastorno.

Lamentablemente, las tasas de mortalidad y de morbilidad (enfermedades asociadas) son igualmente elevadas en la bulimia nerviosa y otros trastornos alimentarios.

El nivel de sufrimiento psíquico es, igualmente, elevado en todos los casos. La ausencia de delgadez no significa que no existan otros síntomas peligrosos y que deterioran la calidad de vida de la persona. Verla comer o en peso normal no significa que no tenga un problema alimentario. A veces el no ser consciente de la gravedad de estos trastornos provoca una demora a la hora de pedir ayuda, y por tanto, cuando la paciente (o la familia) decide acudir a consulta los síntomas de la enfermedad están más instaurados y cronificados.

Todo esto será un obstáculo en el tratamiento, por ello, se recomienda consultar con un profesional lo antes posible.

Un ingreso hospitalario no es señal de un buen o mal tratamiento. En ocasiones muy críticas y con unas características muy determinadas que valorará todo el equipo de profesionales, el tratamiento podrá incluir medidas de ingreso hospitalario. Estos ingresos son sólo parte del proceso clínico y nunca debe entenderse que la persona “saldrá curada” del hospital.

No. Salir de un trastorno alimentario es muy complejo y, en mayor o menor medida, las recaídas forman parte del proceso de cambio. La recuperación implica un trabajo largo que va planteando y consiguiendo pequeños objetivos de forma gradual.

Es importante plantear las dudas, los miedos y las contradicciones de forma abierta al equipo de tratamiento. No te consideres mal paciente (o creas esto de tu familiar) por querer y no querer salir del problema, ya que esta ambivalencia es normal en el proceso. No esperes tampoco una recuperación inmediata: el proceso de superación de un problema alimentario es habitualmente muy prolongado.

No necesariamente. La amenorrea o ausencia de menstruación durante más de 3 ciclos puede ser una consecuencia de la desnutrición y debe ser valorada previamente por Endocrinología. No está recomendado pautar anticonceptivos para tratar este síntoma. Cuando el cuerpo esté recuperado, la menstruación se reanudará.

No “tienes que” pero es recomendable. Los síntomas alimentarios son sólo la punta del iceberg. Por debajo de los síntomas se encuentran todos los factores que contribuyeron a que llegaras a los mismos.

Esos factores deben ser tratados para prevenir recaídas: tu autoestima, tu forma de relacionarte con los demás, tu manera de afrontar los problemas y tus emociones... Son aspectos que merecen ser analizados y fortalecidos.

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