María José Camarena Grande (Psicología Clínica)

Cuando sentimos dolores musculares, articulares… un analgésico o antiinflamatorio nos mitiga o quita ese dolor, el problema viene cuando nos duele el alma y/o sentimos un gran vacío por la pérdida o enfermedad de un familiar, por la presión del día a día, por cargar en nuestra mochila los
problemas que tuvimos, los que tenemos, y los que esperamos tener. Ese dolor que se convierte una tristeza crónica , pese a saber que uno es un privilegiado por todo lo que la vida te otorgó en su transitar, para ese dolor no hay química que sane.
En ese camino cada vez más oscuro, donde cada vez se hace más difícil continuar, donde cada obstáculo se convierte en un muro infranqueable, donde la noche cae cada vez más rápido y su oscuridad no permite saber por dónde continuar, justo en ese momento uno tiene la gran suerte de encontrar una
Gran Profesional que le aporta luz para continuar ese camino que inició, que le hace ver con perspectiva que esos enormes obstáculos son simples dificultades que debe superar para seguir creciendo, y que además le hace recordar que mayores dificultades solventó en un tiempo no tan lejano, esa
Gran Profesional que le recuerda que en lo más profundo de la noche empieza un nuevo amanecer y que gracias a la oscuridad las estrellas pueden brillar.

Justo en ese momento aparece esa persona que te escucha, empatiza, te transmite la calma que precisas y te marca un trayecto por el que reconducir tu marcha y continuar caminando hacia adelante.

Sirvan estas líneas para agradecer a la doctora María José Camarena Grande, la gran labor que hace con los que en algún momento de nuestra vida sentimos ese dolor, para el que la química no llegó, y que ella con sus palabras y su gran trabajo pudo calmar.

Muchas gracias María José.