Carta del Presidente del Comité

Carta Presidente del Comité de Bioética de Castilla-La Mancha.- JAVIER SÁNCHEZ CARO                                           La primera vez que encontramos en la historia el término bioética nos retrotrae a 1927, de la mano de FRITZ JAHR, filósofo y teólogo alemán que acuñó la frase imperativo bioético para referirse a cada ser vivo como un fin en si mismo en la medida de lo posible, incorporando, por tanto, tempranamente, las cuestiones relativas a la ética animalista.                                                                                                                                                                                Leer más

Sin embargo, la mayor parte de la doctrina considera que el nacimiento de esta disciplina constituye un neologismo acuñado en 1971 por VAN RENSELAER POTTER, en su obra Bioethics, Bridge to the future, entendiendo que lo que perseguía su autor era establecer un puente (de ahí su nombre) entre las ciencias y las humanidades, un vínculo necesario entre ambas que armonizara los hechos y los valores.

La bioética, como su nombre indica, es, ante todo, una disciplina filosófica (ética) que se diferencia claramente de la moral, que no tiene ese carácter filosófico. Por moral se entiende aquel conjunto de normas y creencias que determinan lo que las personas o los pueblos consideran que es correcto o incorrecto, bueno o malo en las acciones humanas y hacen referencia a los códigos concretos que rigen en una determinada sociedad. En tal sentido, se ha podido decir que la moral forma parte de la vida cotidiana de las sociedades y de los individuos y no la han inventado los filósofos. Dicha moral tiene apellidos tales como moral cristiana o moral islámica. Por el contrario, la ética, se repite, es un saber filosófico. Puede definirse como el análisis sistemático, crítico y formal de la conducta humana para discernir lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo; o también el estudio sistemático del comportamiento humano en función de una escala de valores.
 
De nuevo, se ha dicho que es la ciencia de la moral y tiene apellidos filosóficos, tales como aristotélica, estoica o Kantiana.

Como su nombre indica, la bioética es, literalmente, la ética de la vida. Sin embargo, hace tiempo que ha alcanzado otras cotas: actualmente se refiere a las ciencias de la vida e, incluso, a las ciencias de la naturaleza, la ética ecológica entre ellas, aunque nosotros no nos ocupemos de estos últimos extremos.

La bioética ha de considerarse como un aspecto inherente a la medicina de calidad y no como un añadido que pueda integrarse o no para el correcto desarrollo de una buena práctica clínica, pues nada exime a los médicos, enfermeras, farmacéuticos y otros profesionales sanitarios de la responsabilidad frente al problema ético.

La clave que pone de manifiesto que estamos ante un problema ético surge cuando aparece una pregunta insoslayable: ¿Qué debo hacer? La interrogante puede deberse a múltiples causas, pues el caso clínico puede estar inmerso en una serie de circunstancias y desarrollarse, además, en un contexto complejo, siendo la decisión difícil y, a veces, muy comprometida (avanzada edad, rechazo del tratamiento, minoría o no madura, complicaciones, etc.).

No se trata, pues, de problemas teóricos, sino prácticos, concretos, que, generalmente no son dilemáticos sino problemáticos, esto es, admiten o presentan varias posibilidades de acercamiento en la búsqueda de la mejor decisión.
Puede no haber certezas a priori e, incluso, desgraciadamente, encontrarnos en presencia, en los casos extremos, de decisiones trágicas. Precisamente por ello el método apropiado para llegar a la resolución adecuada, el procedimiento que debe adoptarse, adquiere la mayor importancia, siendo decisivas y legitimantes la motivación, la interdisciplinariedad (la bioética es transversal) y la base social.

Los conocimientos bioéticos son, pues, necesarios para el correcto ejercicio de la práctica clínica. En un estudio de varios profesionales daneses (Introducción a la filosofía de la medicina, 2002, de WULFF, PEDERSEN Y ROSENBERG) se
detectó en un 25% de los casos lo que los facultativos llamaron Un problema ético importante, considerando como tales aquellos en los que un problema involucraba un juicio de valor no técnico y se les etiquetaba de importante si existía dudas acerca de que decisión tomar o si creía que otros médicos podrían evaluar el problema de distinta forma (la lectura de los temas es especialmente reveladora de los problemas éticos)

Todo lo cual pone de manifiesto la necesidad imperiosa de elaborar los planes docentes que sirvan para que los médicos, las enfermeras, los farmacéuticos, los profesionales sanitarios y cuantas personas tengan relación con estos temas, adquieran los conocimientos bioéticos necesarios que sirvan para consolidar un ámbito de convivencia sanitaria en la Comunidad, en linea con las actividades de igual índole que viene desarrollando nuestro servicio de salud (SESCAM) y con mayor intensidad, si cabe, en plano puramente bioético.

Para hacer frente a tales problemas, para afirmar la calidad de los servicios sanitarios, para humanizar, en suma, las instituciones dedicadas a la salud, el Gobierno de Castilla-La Mancha, a instancias de la Consejería de Sanidad, ha puesto en marcha el Comité de Bioética en dicha Comunidad y designado a las personas integrantes del mismo, disponiendo, además, la creación de la presente Web, en la que se integraran los documentos y noticias más importantes para el correcto desarrollo de sus funciones.
 
Solo me queda, como presidente elegido del mismo, dar las gracias por la confianza recibida, junto con la obligación de devolverla a los ciudadanos castellano-manchegos, de manera que la actuación del órgano colegiado sirva al bien común.

JAVIER SÁNCHEZ CARO
Presidente del Comité de Bioética de Castilla-La Mancha