Es importante hablar con un progenitor, padre o madre, o tutor y hacerles saber que lo estás pasando mal aunque no le cuentes todo el contenido de lo que te pasa y haya parte que prefieras contarlo a otra persona amiga o referente de confianza (familiar, orientador, profesor). Los progenitores o tutores te darán su consentimiento para que busques ayuda profesional si la necesitas. En caso de que ellos estuvieran en contra y tú sigues necesitándolo, habla con la persona responsable de trabajo social de tu municipio o con la enfermera o médico de familia. Mantén la esperanza, seguro que podrán ayudarte más de lo que inicialmente piensas. Todas las personas atravesamos alguna vez momentos de crisis, por eso una persona adulta de confianza puede escucharte, acogerte, aceptarte y ayudarte a enfocar que problemas te abruman, cuáles son tus miedos y posibles soluciones.