Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y puede hacer frente al estrés normal de la vida, trabajar de forma productiva y contribuir a su comunidad”. Es una definición en sentido positivo según la cual la salud mental es el fundamento del bienestar de cada persona y del funcionamiento eficaz de la comunidad.
La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida.
La salud mental concierne nuestro bienestar emocional, psicológico y social.
Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando afrontamos las situaciones de la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones.
La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la adultez.
Las actividades de promoción de la salud mental de las personas adolescentes van destinadas a fortalecer su capacidad para regular sus emociones, potenciar conductas alternativas a los comportamientos de riesgo, desarrollar la resiliencia ante situaciones difíciles, es decir, la capacidad de superar adversidades.