Grupo 3. La capacidad de respuesta de las infraestructuras sanitarias frente al cambio climático

Los impactos del cambio climático además de suponer un riesgo directo para las personas, también suponen un riesgo para muchas infraestructuras sanitarias y de socorro, que deben ser resistentes a los riesgos del cambio climático para poder seguir proporcionando servicios de salud a la población en los momentos más críticos.

 

La mayoría de las infraestructuras sanitarias están construidas bajo la suposición de que el clima en las próximas décadas será similar al clima actual. Como resultado, podemos encontrar que algunas infraestructuras críticas, se encuentran en zonas susceptibles de recibir impactos vinculados al cambio climático que las dejen en situacion de mayor vulnerabilidad.

 

No hay que olvidar que entre los impactos del cambio climático se pueden considerar los daños a las infraestructuras, acceso limitado a servicios esenciales, aumento de la carga de los pacientes y problemas para mantener las cadenas de suministro, como los medicamentos esenciales.

 

También hay que recordar que en casos de eventos climáticos extremos, se puede solicitar por parte de la población el acceso a muchas instalaciones de salud que brinden refugio a personas que no tengan electricidad en el hogar o acceso a suministros críticos.

 

De este modo, y en casos donde la energía es limitada debido a situaciones climáticas extremas, la electricidad debe redirigirse a las áreas clínicas para satisfacer las necesidades de pacientes vulnerables. Los planes y protocolos para gestionar estas situaciones vinculadas a los cortes de energía, así como los relativos a las evacuaciones, deben desarrollarse, revisarse y probarse periódicamente. Es necesario garantizar que se implementen medidas efectivas para continuar brindando atención médica de alta calidad cuando la electricidad es limitada.

 

Igualmente, las propias instalaciones de atención médica pueden necesitar tomar medidas para hacer que esas infraestructuras sean aún más resistentes ante el cambio climático. Los elementos estructurales sólidos de las instalaciones (techos, puertas, ventanas) y componentes no estructurales (por ejemplo, computadoras, equipos de diagnóstico, sistemas, etc.) deben ser capaces de soportar eventos climáticos extremos que pueden causar daños agudos o graduales.

 

El mantenimiento regular, priorizando el reemplazo de equipos viejos y el uso de tecnologías nuevas y emergentes para mitigar los efectos de tales eventos puede reducir la vulnerabilidad. Por ejemplo, las instalaciones de atención médica en regiones propensas a la sequía que pueden ser vulnerables a la futura escasez de agua pueden instalar sistemas de recolección de aguas pluviales, diseñar paisajes con plantas nativas resistentes a la sequía y conservar agua utilizando grifos o inodoros con sistemas adaptados que permitan economizar más agua.

 

Del mismo modo, las instalaciones sanitarias pueden aumentar su resiliencia frente a eventos extremos de calor mediante la instalación de dispositivos y equipos para controlar las temperaturas interiores, enfriar edificios y espacios al aire libre, bloquear el sol directo, aumentar el flujo de aire o reducir la humedad.