La reacción alérgica al polen puede afectar a diferentes órganos. Cuando afecta a la nariz provoca estornudos, picor, congestión, secreción y obstrucción nasal.
Es frecuente que se afecten otros tejidos, provocando inflamación en los ojos, picor de paladar, de garganta y de oídos.
Si la inflamación afecta a los pulmones se produce tos, dificultad para respirar, sensación de opresión torácica y pitidos. Pueden presentar agudizaciones bruscas y recortadas sólo durante períodos muy específicos del año y permanecer con síntomas leves o sin ellos en otras épocas.
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